La historia de Argiano
La bodega de Argiano
MONTALCINO EST. 1580
Argiano es parte de la historia de la región de Montalcino y es testimonio de su gran prestigio y tradición. Se cree que el nombre deriva de los primeros asentamientos en los tiempos de los Romanos: ‘Ara Jani’, en referencia al dios Jano. Otro origen possible podría ser la de ‘lugar en el río Orcia’, conocido en los tiempos antiguos como ‘Orgia’ y de ahí, Argiano.
La historia de Argiano toma un giro inesperado en el siglo XVI con la caída de los Tolomei en favor de la familia noble Pecci, de Siena y con la construcción de su magnífica villa entre los años 1580 y 1596, ejemplo de residencia señorial del siglo XVI. El nombre de la villa, Bell’Aria, fue elegido cuado los Pecci decidieron construirla el la parte superior de la colina, dejando el núcleo original del castillo por la calidad del aire.
Gracias a la construcción de la bodega, en la misma época, hace aproximadamente cuatro siglos, nació en Argiano la producción de vino en Argiano. En el manuscrito del 1616 de Bartolomeo Gherardini, el auditor general de Siena, para el Granduca Cosimo III de Medici, se hace referencia a la producción de aceite, también.
A través de los siglos, la bodega pasó por las manos de distintas familias nobles hasta que llegó a la brillante gestión por Doña Ersilia Caetani Lovatelli, quien promocionó los productos de Argiano en los mejores salones de la época. Eran tan célebres que el gran poeta Carducci los homenajeó en su verso: “nella qual asprezza mi tersi col vin d’Argiano, il quale è molto buono…”
Argiano ganó la medalla de oro en la Feria Gastronómica de Bruselas del año 1932 para vinos finos de mesa y postres, y en 1935 fue incluido entre los vinos de la Mostra Mercato dei Vini Tipici d’Italia. En 1967 Argiano hizo historia con el Brunello de Montalcino, jugando un rol protagónico como bodega fundadora en el nacimiento del Consorcio. En 1992 la bodega pasó de Caetani Lovatelli a la Condesa Noemi Marone Cinzano, quien introdujo innovaciones significativas en la gestión de la actividad vitivinícola y revivió el nombre Argiano. Junto con la condesa, llegó el enólogo mundialmente famoso, Giacomo Tachis, un socio inigualable que contribuiría a la creación del Solengo, el gran Súper Toscano de Montalcino.
Y entonces llegamos al presente, con el traspaso propiedad en el 2013 y la dirección de la bodega en las manos de Bernardino Sani, quien a partir del 2015 también comenzó a firmar los vinos.
“Creemos que la vid no debe de ser diseñada como el hombre desea, sino más bien debe estudiarse, entenderse, interpretarse y respetarse. Creemos que no se debe manipular sino que debe permitírsele expresarse para narrar un lugar, un clima, una cosecha. Esto es lo que para nosotros significa la Buena Agricultura.”
(Bernardino Sani y Francesco Monari)